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miércoles, agosto 10, 2005 Unos post atrás se retomó el tema de la individualidad y la masificación, y como los sistemas tienden a sustituir a la persona. Casos paradigmáticos, los ya trabajados Orwell, Huxley, etc.Frederick Pohl ha sido (no se si aún vive) un gran autor de ciencia ficción, quizás uno de los primeros en plantear el tema de la humanidad más allá de la ciencia y la máquina, y ha escrito una novela no demasiado conocida, sí lo suficiente para señalarse habitualmente como un planteo anticipatorio de la gran cuestión de nuestra época, el hombre, la máquina y el sistema. Esa novela se llama “Homo Plus”, la versión que tengo la encontré hace unos años en la Feria del Libro, y es la de Editorial Bruguera, 1º ed. 1976. La obra trata de las “mejoras” cibernéticas que se realizarían a un hombre para que pudiera sobrevivir en Marte (antecede al “Hombre Nuclear”, la serie de los `70). Sin embargo, el fin último no explicitado es la manipulación experimental para avanzar en la anulación de las pulsiones humanas, y su posterior integración “domesticada” al sistema. Pero, según la novela, el factor humano, aún en condiciones extremas, sobrevivirá. Aquí está un fragmento, donde esto (la supervivencia de los rasgos de humanidad e individualidad) queda claramente marcado, aún ante la omnipotencia del sistema. "- Encantada de verle de nuevo. Le hemos echado de menos. ¿Cómo le fue corriendo por ahí? - No demasiado mal. – respondió con voz átona. Roger estaba en la ventana mirando las bolas de hierba rebotar en el estacionamiento. Se volvió hacia ella - ¿Sabe? Es cierto todo lo que dijo. Ahora no soy solamente diferente. Soy mejor. Ella reprimió su deseo de reafirmar lo que él decía, limitándose a sonreír mientras empezaba a hacer la cama. - Estaba aburrido del sexo – prosiguió- Pero, ¿sabe Sulie?, es como si me dijeran que no iba a comer caviar en dos años. A mi no me gusta el caviar. En cuanto ustedes vinieron dejé de desear el sexo. Supongo que han grabado eso en la computadora, ¿verdad? “Corten el impulso sexual y se incrementará la euforia”. No importa. Sea como fuere, finalmente ha penetrado en mi pequeño cerebro la idea que me estoy haciendo daño a mi mismo preocupándome por una cosa que en realidad no deseo. Es un reflejo de lo que yo creo que piensan los demás sobre lo que yo deseo. - Aculturación – apuntó ella. - Sin duda –dijo él - Escuche, quiero interpretar algo para usted. Tomó la guitarra, puso un pié en el marco de la ventana y apoyó el instrumento en su rodilla. Sulie estaba asombrada. No solamente estaba tocando sino también cantando. No, aquello era algo similar a un silbido, pero mas suave y puro. Cuando acabó, ella preguntó: - ¿Qué era eso? - Es una sonata de Paganini para guitarra y violín. Clara me regaló el disco. - No sabía que podía hacer eso. Me refiero a eso de canturrear, o como quiera llamarle. - Ni yo lo sabía hasta que lo intenté. Por supuesto, no logro alcanzar el suficiente volumen para la parte del violín, ni puedo mantener el tono de la guitarra lo suficientemente bajo como para equilibrarlo; pero no suena mal, ¿verdad? - Roger –dijo ella con toda sinceridad –estoy impresionada. El la miró y la impresionó otra vez al conseguir poner una sonrisa en su rostro. - Adivino que no sabía que podía hacer también esto. Yo tampoco lo creía hasta que lo intenté. " |