Bienvenidos | ... pasen y lean |
|
|
viernes, agosto 05, 2005 Fragmento de una entrevista que le hizo Sergio Marchi a Hugo Guerrero Marthineitz Marchi: Quisiera que me contara esa historia del linyera que me narró por teléfono. Guerrero Marthineitz: ¿La historia de aquel muchacho que tiene muchos tatuajes en el cuerpo? Digo muchacho, pero es un hombre de unos 40 años que seguramente ha vivido la mocedad rockera, por algunas cosas que me dijo. Es un hombre que vive en la vía pública. Un hombre que, sin lugar a dudas, tiene su alienación por alcohólico, pero es de una bondad superlativa. Una mañana de domingo, muy temprano, me despierto con ganas de tomar un buen café con leche con panes de mantequilla. Rumbeo con la soledad del domingo en la mañana, ahí en el Bajo, por los portales de la Recova, y de lejos lo veo a este amigo pisoteando el suelo. Yo, para mis adentros dije: “Qué mal está”. Me acerco y le digo: - ¿Qué tal, Sergio? - el tipo se llama como usted. - Bien, Hugo – me dice. - Y... Lindo día ¿no? - Sí. - ¿Qué andás haciendo? - Ayudando a ése – y levanta su mano izquierda y señala el cielo. Pensé que hablaba de Dios. “Está bastante jorobado” pensé. - ¿No lo ves? Ahí está – y vuelve a señalar y descubro un gorrión -.Cuando él viene acá a comer el pan está duro y entero y no puede picar. Yo apisono pan, así puede comer las migas. Me quedé asombrado. Al otro día llegaron los Rolling Stones y me dijo: - Negro, ¿vas a ver los Rolling? - No, yo no voy a recitales, salvo que vaya arriba para ver el espectáculo, pero la música me suena distorsionada. - Yo sí voy a ir. Pasó el tiempo y nos volvimos a encontrar. - ¿Qué tal estuvieron los Rolling? - le pregunté. - Bien, me compré un tetra-brik de blanco, me tiré en el suelo y los oía desde la calle a los Rolling Stones – me replicó. Éstas son las enseñanzas que uno recibe de la gente. El hecho de saber vivir, el hecho de no padecer lo que naturalmente nos da la vida. Nos da la vida un regalo; a veces la mujer de nuestros sueños, a veces la mujer de nuestros deseos, solamente, a veces el hijo que esperamos o una enfermedad que podría haber sido terminal y una buena operación le permite a uno estar hablando frente a un micrófono. Marchi, Sergio: CINTA TESTIGO. La radio por dentro.
Ed. Sudamericana, Bs As, 2002. |