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lunes, mayo 23, 2005 Saber... (En la caverna o fuera de ella?) Imagínate a unos hombres encerrados en una especie de caverna subterránea, cuya entrada abierta a la luz se extiende en toda su longitud. Allí, desde su infancia, los hombres están encadenados por el cuello y por las piernas, inmovilizados, sólo pueden ver los objetos que tienen delante, pues las cadenas les impiden volver la cabeza. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, hay un fuego cuyo resplandor los alumbra, y entre ese fuego y los cautivos se extiende un camino escarpado, a lo largo del cual imagina que se alza una tapia, a unos hombres que portan objetos de toda clase y que se elevan por encima de ella, objetos que representan en piedra o madera figuras de hombres y animales y de mil formas diferentes. Y como es natural, entre los que los llevan algunos conversan, otros pasan sin decir palabra..."(Platón. "Alegoría de la Caverna". Tratado Nro. Séptimo de "La República") Estos hombres son muy semejantes a nosotros. La alegoría continua hablando de un ejemplo en particular. Si un hombre fuera tomado por la fuerza y se le mostrara cuál es la realidad, podría ver que las figuras que ve en sombras en la pared, en realidad son proyecciones de figuras que se encontraban anteriores a él. Si se lo sacara de la caverna por la fuerza y se le mostrara la luz del sol, las figuras, lo que produce las sombras, etc., el encontraría otra realidad. Por supuesto, su primera reacción sería de negación, dolor y cólera. Al estar un tiempo fuera de la caverna, entendería el por qué de las cosas y la verdad, conociendo la "verdadera realidad" y no sólo parte de ella... una sombra de ella. Si volviera a la caverna, poco podría ver hasta que se acostumbre a la oscuridad, y es evidente que al conocer ahora la verdad, no desearía volver a su anterior estado. Y si pudiera liberar a sus antiguos compañeros y contarles su correcta percepción de la realidad, estos no le creerían, se aferrarían a lo que ellos conciben como real. Lo matarían. "El antro subterráneo es el mundo visible; el resplandor del fuego que lo ilumina es la luz del Sol; si en el cautivo que asciende a la región superior y la contempla te figuras el alma que se eleva al mundo inteligible, sabrás mi pensamiento, puesto que deseas conocerlo." Educación. El arte de dirigir tal instrumento y encontrar para ello el método más eficaz. Salgamos de nuestra prisión, caminemos, aunque duela, al mundo inteligible. Corramos al saber. Ahora salí de tus cadenas y experimenta la Luz del Sol. Adio'. |